La ilusión de los Lakers en estos playoffs parece derrumbarse más rápido de lo que cualquiera podría haber anticipado. Iniciando el último cuarto con 10 puntos de ventaja en el Juego 4, el equipo angelino terminó desplomándose ante unos Timberwolves liderados magistralmente por Anthony Edwards, que ahora comandan la serie 3-1 y han dejado a Los Ángeles al borde de una eliminación decepcionante.
El desplome en los minutos finales no fue casualidad, sino síntoma de problemas que ya venían gestándose en toda la serie. La rotación limitada de JJ Redick en el 4to juego, quien decidió no realizar cambios en la segunda mitad, hizo que el quinteto titular jugara todo el 2do tiempo. Las consecuencias fueron evidentes: piernas cansadas, malas decisiones y una preocupante falta de energía en el cierre. Por más que LeBron James intentó minimizar el impacto del desgaste pero terminó con 0 puntos en el 4to cuarto y además los Lakers siguen siendo superados en cada último cuarto de esta serie.
Anthony Edwards, por su parte, demostró una madurez que trasciende su edad. No sólo cargó con la ofensiva cuando más lo necesitaban, sino que también supo ceder el balón en los momentos correctos, evitando caer en el «hero ball» que muchas estrellas jóvenes no logran resistir. Su dominio controlado y sus decisiones precisas inclinaron la balanza a favor de Minnesota, mientras la frustración crecía en el rostro de los veteranos de los Lakers.
Además, los problemas de los Lakers no se reducen solo al cansancio o a la inspiración rival. Su incapacidad para encontrar un tercer anotador consistente más allá de Dončić y LeBron ha sido evidente. A pesar del esfuerzo de Rui Hachimura y Austin Reeves, el equipo no ha logrado sostener su nivel durante cada partido de esta serie. Y en los momentos más importantes del partido, las carencias se exponen.
Ahora, los Lakers están en territorio conocido (en especial LeBron) pero no por ello menos amargo. Deben ganar tres partidos consecutivos para evitar la eliminación. La historia no está de su lado y los equipos que han estado abajo 3-1 en una serie de playoffs apenas han logrado remontar en un 4.5% de los casos.
¿Puede LeBron y los Lakers revertir esta serie? ¿Puede Dončić, aún tocado físicamente, liderar una remontada?
La esperanza es lo último que se pierde, pero la realidad es que los Lakers están a un partido de una gran decepción y salvo una respuesta heroica, el desenlace parece inevitable.