LOS DENVER NUGGETS GANAN EN CASA Y SE PONEN 2-1 ARRIBA EN LA SERIE CONTRA LOS OKC

Por más que Nikola Jokić sea uno de los jugadores más dominantes de la NBA en la última década, lo ocurrido en el Juego 3 entre Denver y Oklahoma City nos recuerda que el baloncesto es un deporte colectivo. En una noche donde el serbio estuvo lejos de su nivel habitual, fueron sus compañeros los que sostuvieron la bandera y dieron el golpe justo en el momento preciso. Los Nuggets defendieron su casa con uñas y dientes, y ahora lideran la serie 2-1.

Este fue un partido que lo tuvo todo: un primer tiempo ajustado, un tercer cuarto de alto voltaje, un cierre agónico y un tiempo suplementario donde Denver barrió el piso con un Thunder que se quedó sin respuestas. Y lo más sorprendente es que ese dominio final llegó sin la mejor versión de Jokić, quien lució errático, frustrado y, por momentos, irreconocible. Falló sus 10 intentos de triple, cometió 8 pérdidas y terminó el tiempo reglamentario gritando su enojo al aire. Pese a todo, Denver encontró la manera de sobrevivir. Y de ganar.

El mérito es compartido, pero hay tres nombres que merecen un párrafo aparte: Jamal Murray, Aaron Gordon y Michael Porter Jr.. Murray, como en tantas otras noches de playoffs, fue la chispa competitiva que encendió al equipo, jugando 48 minutos con intensidad total. Gordon, por su parte, volvió a demostrar que es un hombre de momentos grandes: clavó el triple que forzó la prórroga y fue un todo terreno en ambos costados de la cancha. Y Porter Jr. sigue madurando como un jugador completo, más allá de su capacidad anotadora.

Del otro lado, los Thunder enfrentaron algo que no habían sentido en toda la postemporada: presión. Y no supieron manejarla. Shai Gilgeous-Alexander, favorito al MVP junto a Jokić, desapareció en el momento clave. Errático en el cierre, sin liderazgo en la prórroga y bloqueado mentalmente por una defensa que supo cuándo doblarlo y cuándo no. Mientras tanto, Jalen Williams tuvo una actuación estelar (32 puntos) y sostuvo las esperanzas de OKC hasta donde pudo. Incluso Chet Holmgren ofreció resistencia interior, pero tampoco alcanzó.

Russel Westbrook animando a sus compañeros en el tiempo extra (Vía NBA)

El Juego 3 deja una conclusión clara: la experiencia pesa, y aunque su mejor jugador no brille, tienen argumentos suficientes para competirle al mejor equipo de la temporada regular. Si el Thunder no ajusta, si Shai no se recompone y si Denver logra que Jokić recupere su toque, la serie puede inclinarse más rápido de lo que parecía.

El domingo será una prueba de carácter para ambos equipos. Para Denver, una oportunidad de poner contra las cuerdas al joven y talentoso Thunder. Para Oklahoma City, la chance de demostrar que los 68 triunfos de la temporada no fueron casualidad.

Porque, como bien dijo Michael Porter Jr.: “Una vez que llegamos a la prórroga, sabíamos que teníamos el impulso”. El problema para OKC es que, ahora, ese impulso lo tiene todo Denver.

By Gabriel Fierro

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